Carta del CEO

Juan Carlos Bandrés
DIRECTOR GENERAL

Estimados Señores y Señoras,

La presentación de la memoria anual se presenta siempre como una buena oportunidad para reflexionar sobre la situación actual de Grupo Lobe y la forma en que debe afrontar los retos que el futuro nos depara.

Como he venido insistiendo en ejercicio anteriores, el cambio que fue iniciado hace casi una década por esta empresa se sustentó en la idea motriz de hacer las cosas de un modo diferente al establecido con el objetivo de producir cada vez mejores viviendas para nuestros clientes. Es una directriz que puede parecer obvia a toda estrategia empresaria pero que siempre se tiene la tentación de postergar en el empuje del viento a favor.

Es ahora, cuando los operadores inmobiliarios parecen querer fiarse nuevamente de las condiciones favorables del ciclo alcista, cuando debemos reivindicar con firmeza que sólo progresando en la técnica y en las posibilidades que nos otorgan los medios actuales puede tenerse una opción de futuro. Porque lo cierto, y, es aconsejable que no nos llevemos a engaño en este punto, es que, durante estos años, la principal transformación que se ha producido no ha sido dentro del lado de los promotores, sino del de los clientes.

Los clientes han tomado conciencia de su protagonismo y empiezan a demandar un producto que va más allá de la mera edificación, aspirando a nuevas funcionalidades, a un confort cualitativamente distinto al que se les venía ofreciendo, y, todo ello, dentro de una concienciación ambiental y social mayor que las generaciones previas.

No cabe duda de que, en esta situación, el interés de esta empresa debe ser satisfacer esta nueva forma de entender algo tan permanente como es la vivienda, o, incluso, liderar la conformación de este proceso anticipando un tipo de bien -producto- que pueda ser ofrecido a los adquirentes.

Grupo Lobe lo tuvo claro en su momento. Pasados unos años desde ese momento, podemos reivindicar como aciertos propios y avances del sector inmobiliario la personalización de viviendas, la parametrización de soluciones tipológicas y constructivas, el empleo de tecnología BIM en el proceso constructivo, y, cómo no, el posicionamiento como líder nacional de construcciones bajo el estándar Passivhaus, en el que se ha logrado el hito de certificar la primera promoción privada de vivienda protegida en España.

Las cifras del ejercicio 2018 son verdaderamente satisfactorias. Las más de 1.800 viviendas que esta sociedad tiene en producción son equiparables al negocio de otras promotoras nacionales de mayor nombre y, sobre todo, capacidad económica pero que se han visto cautivas de un sector tan complejo como es el mercado residencial en España.

Siendo una empresa que lleva años declamando su vocación de crecimiento, es preciso que seamos conscientes de la posición que en la actualidad ocupamos por derecho propio, y, a partir de ahí, redoblemos los estímulos para seguir compitiendo a este nivel sobre la base del conocimiento acumulados desde hace más de treinta años.

Considero que esta empresa ha probado suficientemente las enormes posibilidades de su enfoque de negocio integrado, eficaz en costes y eficiente en calidad, pero también que tiene la capacidad de aprender de otras experiencias o proyectos que están afrontando por los novedosos intervinientes en el sector.

La fuerza de esta organización radica, y así debe seguir siendo, en disponer de una visión general del proceso edificatorio, precisamente la más valiosa de todas, porque es sobre la que deben cimentarse las especificidades que surgen de un mundo cada vez más complejo.

Esta formación es la que nos permite integrar acertadamente las partes distintas que separan la ideación de un proyecto de su plena materialización, lo que reclama que este intangible legado se transmita cuidadosamente entre los miembros más veteranos de la empresa a la juventud, brillante y entusiasta, que nos abre caminos hasta ahora ignotos.

Conviene, no obstante y llegados a este punto, no confiarnos.

Son varias las voces que están poniendo de relieve que el mercado inmobiliario tiene preparada una nueva vuelta de tuerca, y, como suele suceder, los que tengan la facultad de poder anticiparse a las necesidades de sus clientes y reorientarse anticipadamente a éstas, podrán seguir progresando.

Los que se aferren a lo conseguido o persistan en sus posiciones trasnochadas perderán impulso o incluso correrán verdaderos riesgos en sus planes de negocio.

Es el momento de dar el decisivo paso, de dejar atrás los procesos en curso y acometer nuevos desafíos, entre los que destaco la conjunción de sostenibilidad, confort y conectividad (IOT), algo que pocas empresas estarán en disposición de ofrecer de forma generalizada, como se ha demostrado con el estándar Passivhaus. Es lo que nos exigen los tiempos actuales y el mejor servicio que podemos prestar a nosotros mismos y a la sociedad de la que formamos parte.

Atentamente,
Juan Carlos Bandrés

Carta del CEO

Juan Carlos Bandrés
DIRECTOR GENERAL

Estimados Señores y Señoras,

La presentación de la memoria anual se presenta siempre como una buena oportunidad para reflexionar sobre la situación actual de Grupo Lobe y la forma en que debe afrontar los retos que el futuro nos depara.

Como he venido insistiendo en ejercicio anteriores, el cambio que fue iniciado hace casi una década por esta empresa se sustentó en la idea motriz de hacer las cosas de un modo diferente al establecido con el objetivo de producir cada vez mejores viviendas para nuestros clientes. Es una directriz que puede parecer obvia a toda estrategia empresaria pero que siempre se tiene la tentación de postergar en el empuje del viento a favor.

Es ahora, cuando los operadores inmobiliarios parecen querer fiarse nuevamente de las condiciones favorables del ciclo alcista, cuando debemos reivindicar con firmeza que sólo progresando en la técnica y en las posibilidades que nos otorgan los medios actuales puede tenerse una opción de futuro. Porque lo cierto, y, es aconsejable que no nos llevemos a engaño en este punto, es que, durante estos años, la principal transformación que se ha producido no ha sido dentro del lado de los promotores, sino del de los clientes.

Los clientes han tomado conciencia de su protagonismo y empiezan a demandar un producto que va más allá de la mera edificación, aspirando a nuevas funcionalidades, a un confort cualitativamente distinto al que se les venía ofreciendo, y, todo ello, dentro de una concienciación ambiental y social mayor que las generaciones previas.

No cabe duda de que, en esta situación, el interés de esta empresa debe ser satisfacer esta nueva forma de entender algo tan permanente como es la vivienda, o, incluso, liderar la conformación de este proceso anticipando un tipo de bien -producto- que pueda ser ofrecido a los adquirentes.

Grupo Lobe lo tuvo claro en su momento. Pasados unos años desde ese momento, podemos reivindicar como aciertos propios y avances del sector inmobiliario la personalización de viviendas, la parametrización de soluciones tipológicas y constructivas, el empleo de tecnología BIM en el proceso constructivo, y, cómo no, el posicionamiento como líder nacional de construcciones bajo el estándar Passivhaus, en el que se ha logrado el hito de certificar la primera promoción privada de vivienda protegida en España.

Las cifras del ejercicio 2018 son verdaderamente satisfactorias. Las más de 1.800 viviendas que esta sociedad tiene en producción son equiparables al negocio de otras promotoras nacionales de mayor nombre y, sobre todo, capacidad económica pero que se han visto cautivas de un sector tan complejo como es el mercado residencial en España.

Siendo una empresa que lleva años declamando su vocación de crecimiento, es preciso que seamos conscientes de la posición que en la actualidad ocupamos por derecho propio, y, a partir de ahí, redoblemos los estímulos para seguir compitiendo a este nivel sobre la base del conocimiento acumulados desde hace más de treinta años.

Considero que esta empresa ha probado suficientemente las enormes posibilidades de su enfoque de negocio integrado, eficaz en costes y eficiente en calidad, pero también que tiene la capacidad de aprender de otras experiencias o proyectos que están afrontando por los novedosos intervinientes en el sector.

La fuerza de esta organización radica, y así debe seguir siendo, en disponer de una visión general del proceso edificatorio, precisamente la más valiosa de todas, porque es sobre la que deben cimentarse las especificidades que surgen de un mundo cada vez más complejo.

Esta formación es la que nos permite integrar acertadamente las partes distintas que separan la ideación de un proyecto de su plena materialización, lo que reclama que este intangible legado se transmita cuidadosamente entre los miembros más veteranos de la empresa a la juventud, brillante y entusiasta, que nos abre caminos hasta ahora ignotos.

Conviene, no obstante y llegados a este punto, no confiarnos.

Son varias las voces que están poniendo de relieve que el mercado inmobiliario tiene preparada una nueva vuelta de tuerca, y, como suele suceder, los que tengan la facultad de poder anticiparse a las necesidades de sus clientes y reorientarse anticipadamente a éstas, podrán seguir progresando.

Los que se aferren a lo conseguido o persistan en sus posiciones trasnochadas perderán impulso o incluso correrán verdaderos riesgos en sus planes de negocio.

Es el momento de dar el decisivo paso, de dejar atrás los procesos en curso y acometer nuevos desafíos, entre los que destaco la conjunción de sostenibilidad, confort y conectividad (IOT), algo que pocas empresas estarán en disposición de ofrecer de forma generalizada, como se ha demostrado con el estándar Passivhaus. Es lo que nos exigen los tiempos actuales y el mejor servicio que podemos prestar a nosotros mismos y a la sociedad de la que formamos parte.

Atentamente,
Juan Carlos Bandrés